miércoles, 3 de octubre de 2007

La autenticidad de los evangelios




Autor: Jorge Loring S.I. http://www.spiritusmedia.org/

La autenticidad de otros escritos históricos

A nadie se le ocurre dudar de la autenticidad de las obras de los clásicos latinos César, Cicerón, Horacio y Virgilio. A pesar de que -aunque todos ellos vivieron tan sólo 50 años antes de Jesucristo - no conservamos, ni con mucho, las pruebas que conservamos de los Evangelios.


El autor clásico contemporáneo de Jesucristo de quien conservamos mejores documentos es Virgilio. Pues bien, de Virgilio, sólo tenemos tres códices unciales. En cambio de los Evangelios tenemos doscientos diez. Superioridad ¡aplastante! De Platón los manuscritos que conservamos son 1500 años posteriores a él. De Aristóteles que vivió 300 años antes de Cristo, cuyo «Tratado de Lógica» sigue siendo hoy día la base de todo razonamiento filosófico, el manuscrito más antiguo que conservamos es 1400 años posterior a él.

Nuestro gran historiador contemporáneo de fama mundial, Menéndez Pidal, Premio March, que murió en 1968, en su «Historia de España», en treinta tomos, de la Editorial Espasa Calpe, fundamenta algunas de sus afirmaciones en la obra «Germania» del historiador romano Tácito, posterior a Cristo, pues murió el año 120. Pues bien, de la Germania, de Tácito, el códice más antiguo que se conserva es 1340 años posterior a él. Del historiador griego Polibio, que murió 120 años antes de Cristo, y de quien Mommsen, Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Berlín y Premio Nóbel, dice que a él es a quien deben las generaciones posteriores, incluso la nuestra, los mejores documentos acerca de la marcha de la civilización romana, el manuscrito más antiguo que de él conservamos es 1067 años posterior a su muerte.

La autenticidad de los Evangelios

En cambio, de los Evangelios conservamos manuscritos muy próximos a ellos. El Evangelio de San Juan se escribió el año 95; pues bien, en 1935 se descubrió el papiro Rylands (P.52) sobre este Evangelio, que se conserva en Manchester. Fue adquirido en 1920 por B.P.Granfell para el librero John Rylands. Según los especialistas se escribió hacia el año 130. Tan sólo 35 años después. Esto es ¡maravilloso! El papiro Bodmer II, que se conserva en la Biblioteca de Cologny, en Ginebra, y que contiene casi en su totalidad el Evangelio de San Juan, es 100 años posterior a él. En 1956 fue publicado por V. Martín. De los tres siglos posteriores a Jesucristo se conservan treinta papiros. Esto es un caso único en toda la historiografía grecorromana.

En 1972 el Padre José O'Callaghan , jesuita español papirólogo, Profesor de la Universidad Gregoriana de Roma, y Decano de la Facultad Bíblica del Pontificio Instituto Bíblico de Roma, y de la Facultad Teológica de Barcelona, descifró unos fragmentos de papiros encontrados en la cueva 7 del Qumrán (Mar Muerto). Se le identifica así 7Q5. Se trata del texto de San Marcos, 6:52s. En once cuevas aparecieron seiscientos rollos de pergaminos. En estos manuscritos, que se descubrieron en 1947, han aparecido textos del Éxodo, Isaías, Jeremías, etc. De casi todos los libros del Antiguo Testamento. El texto descifrado por el P. O'Callaghan es un fragmento del Evangelio de San Marcos enviado a Jerusalén por la cristiandad de Roma y que los esenios escondieron en esa cueva en ánforas, una de las cuales tiene el nombre de ROMA en hebreo.

Probablemente esto ocurrió cuando la invasión de Palestina por los romanos, antes de la ruina de Jerusalén del año 70. En concreto cuando se aproximaban las tropas de Vespasiano el año 68. Este descubrimiento ha sido considerado como el más importante del siglo XX sobre el Nuevo Testamento. En 1991 se ha publicado una edición facsímil con 1.787 fotografías de estos manuscritos.

Esta interpretación del P. O'Callaghan ha sido recientemente confirmada por el eminente Profesor alemán de la Universidad de Oxford, Carsten Peter Thiede, en la prestigiosa revista internacional BIBLICA. Thiede, dice textualmente: “Conforme a las reglas del trabajo paleográfico y de la crítica textual, resulta cierto que 7Q5 es Marcos, 6: 52s”. El 7Q5 es el papiro de O'Callaghan. Thiede ha publicado un estudio apoyando al P. O'Callaghan titulado «El manuscrito más antiguo de los evangelios» Son cada vez más los que aceptan esta identificación, ha dicho el P. Ignacio de La Potterie, S.I., como se ha visto en el Simposio Internacional celebrado del 18 al 20 de octubre de 1991 en Eichstät, donde apoyaron esta opinión los expertos en papirología Hunger, de la Universidad de Viena, y Riesenfeld, de la Universidad de Upsala (Suecia).

El texto 7Q5 ha sido estudiado en ordenador por IBICUS de Liverpool, y se ha demostrado que esa combinación de letras, en la Biblia, sólo se encuentra en Marcos 6:52s, que es el 7Q5. El paleógrafo inglés Roberts , de la Universidad de Oxford, primera autoridad mundial en paleografía griega, antes de que se descifraran estos papiros, estudiando la grafía, afirmó que eran anteriores al año 50 después de Cristo , es decir, unos 20 años después de la muerte de Jesús , y 10 años después que Marcos escribiera su Evangelio. Sin duda es anterior al año 68 en que fueron selladas las cuevas del Qumrán, con los papiros dentro, antes de huir de las tropas de Vespasiano, que invadieron aquel territorio el año 68. Se trata, por lo tanto, del manuscrito más cercano a Jesús de todos los conocidos.

El descifrador de estos documentos ha manifestado que ya no puede afirmarse que el Evangelio sea una elaboración de la antigua comunidad cristiana, y que tuvo un período más o menos prolongado de difusión oral antes de ser escrito, sino que tenemos ya la comprobación de los hechos a través de fuentes inmediatas.

Este descubrimiento ha dado al traste con las teorías de Bultmann. La proximidad de este manuscrito al original echa por tierra la hipótesis de Bultmann, según la cual los Evangelios son una creación de la comunidad primitiva que transfiguró el Jesús de la historia en el Jesús de la fe.

Este descubrimiento confirma científicamente lo que la Iglesia ha enseñado durante diecinueve siglos: la historicidad de los Evangelios.

La ofensiva contra la historicidad de los Evangelios comenzó con Friedrich Strauss en 1835. La renovó Ernest Renán en 1863. Modernamente Rudolf Bultmann afirma que no podemos saber nada sobre la vida de Jesús, pues los Evangelios son la idealización de una leyenda de generaciones posteriores. Si el 7Q5 es del año 50, esta idealización no es posible en contemporáneos. El célebre teólogo protestante Oscar Cullmann, seguidor un tiempo de Bultmann, reconoce que se separó de Bultmann por la interpretación que éste hacía de la Biblia. Para Bultmann el único elemento histórico de los Evangelios que quedaría a salvo es la cruz. El resto, incluida la resurrección, sería un mero símbolo.

Uno de los seguidores de Bultmann ha dicho de este descubrimiento del 7Q5: «Habrá que echar al fuego siete toneladas de erudición germánica». El lapso de tiempo que transcurre entre los acontecimientos y la composición de los Evangelios es tan breve, que no permite la formación de un mito contrario a la historia.

Recientemente el Dr. Carsten Peter Thiede ha publicado en la revista alemana «Zeitschrift Für Papyrologie», especializada en papirología, haber descubierto un papiro con un fragmento del capítulo veintiséis del Evangelio de San Mateo, escrito en el siglo I de nuestra Era. Se trata del «Magdalen Cr. de Roma 17», por encontrase en la Biblioteca del Colegio de la Magdalena de Oxford.

Fue donado a este Colegio por el Rvdo. Charles B. Huleat, antiguo alumno de este Colegio, que había sido capellán de la Iglesia Británica de Luxor, en Egipto. Allí se lo compró a un anticuario. Se trata de tres fragmentos de Mateo escritos el año 70. En la Navidad de 1994 la noticia salta a la primera página de The Times. Hace unos meses Thiede ha publicado un libro sobre el tema: Testigo ocular de Jesús. Su lectura es un verdadero placer intelectual y espiritual.

Fechas de los evangelios

El Padre B. Manzano, S.I., que ha escrito la vida documentada de Jesucristo más moderna que tenemos en castellano, y que es un especialista en temas de Palestina, da estas fechas en las que probablemente se escribieron los tres Evangelios sinópticos.

El Evangelio de San Mateo, entre el 37 y el 42.
El Evangelio de San Marcos, entre el 40 y el 45.
El Evangelio de San Lucas, entre el 47 y el 56.
El Evangelio de San Juan, como dije antes, se escribió en el año 95
H.J. Schultz, Profesor de la Universidad de Würtzburg (Alemania) afirma que ningún Evangelio sinóptico fue escrito después del año 70. Esta opinión ha sido apoyada por el célebre exegeta Rudolf Schnackenburg por el peso de las argumentaciones presentadas.

Algunos piensan que si los Evangelios se escribieron varios años después de la muerte de Cristo, quizás no reflejaran con exactitud los dichos de Jesús, sino que tal vez sean una libre reconstrucción. Pero hay que tener en cuenta la costumbre de los hebreos de memorizar la Biblia, el Talmud, la Torá, etc. De este modo podemos tener la garantía de que los textos evangélicos nos acercan al verdadero pensamiento de Jesús y a su propia palabra.

En el siglo II, los Evangelios son confirmados por Papías, discípulo de San Juan; por Clemente Romano, discípulo de San Pedro, y Papa del año 91 al año 100; por San Ignacio de Antioquía, también discípulo de San Juan; por San Justino, San Ireneo, Obispo de Lyon y discípulo de San Policarpo, amigo de San Juan; por Orígenes, Tertuliano, Clemente de Alejandría, el pastor Hermas, etc. etc. Todos ellos del siglo II.

Apuntes finales sobre los evangelios
El texto de los Evangelios se nos ha transmitido literalmente en lo esencial. Es cierto que no poseemos los originales. Pero lo mismo ocurre con todos los escritores de aquel tiempo. Esto se debe a la fragilidad del material sobre el que entonces se escribía. El texto sagrado se copiaba con tanto interés y se guardaba con tanto cariño, que por eso no existe ningún libro de aquel tiempo que se le pueda comparar en número y calidad de manuscritos.

Es, además, excepcional el estado de conservación. De los autores latinos las obras completas más antiguas que conservamos son posteriores al siglo VIII. En cambio, códices evangélicos completos, de los siglos IV al VI, se conservan setenta y ocho. Y los Evangelios se citaban con tal frecuencia que solamente con las citas que existen en las obras de siete escritores de los siglos II al VI (Justino, Ireneo, Clemente, Orígenes, Tertuliano, Hipólito y Eusebio ) se podrían reconstruir en toda su integridad los cuatro evangelios: se conservan de ellos 26,487 citas. Por todo esto, el gran crítico inglés en literatura clásica, B.H.Streeter, confiesa que los Evangelios (en cuanto a su autenticidad) tienen la posición más privilegiada que existe entre todas las obras de la antigüedad.

Por tanto, quien no admite lo que dicen los Evangelios, no tiene derecho a creer en nada de la Historia Antigua, pues las cosas que nos dicen los Evangelios nos constan con mucho más rigor que muchísimas de las cosas que admite la Historia de la Antigüedad. Y una de las cosas en que más insisten los Evangelios es en los milagros que Cristo hizo para probar que era Dios.

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