domingo, 14 de octubre de 2007

Hinduismo y Budismo

Como comentamos en un post pasado, existen tres expresiones principales de la religiosidad pagana oriental. Aquí exponemos lo referente a dos de ellas


A. Hinduismo:

Politeísta, panteísta, monista, quietista, relativista. La única realidad en el universo es la divinidad (Brahman); todo lo demás es ilusión (maya) y realmente no existe. Se llega a la iluminación, a la auto-divinización, mediante el Yoga (al llegar a la experiencia "samadhi").

El concepto básico y originario de la divinidad en el hinduismo es politeísta. Admite la existencia de 33 millones de dioses, que algunos multiplican por diez. Pero en la vida religiosa de los hindúes el politeísmo se convierte casi siempre en henotenismo: según las diversas necesidades, circunstancias y regiones se dirigen a una sola deidad, quedando las restantes como en la penumbra y prácticamente como no existentes. Es el caso de Krisna en la sociedad internacional para conciencia de Krisna.

Este politeísmo real y honoteísmo práctico se compaginó muy pronto con el panteísmo o creencia en Brahmán (en sánscrito, palabra de género neutro), "lo Uno, lo Todo, lo Absoluto". De Brahmán proviene por emanación (evolucionismo regresivo) -como la tela de arena- el universo y sus cosas, o sea, el maya ("ilusión" en sánscrito). Como el calor no es el fuego, pero irradia de él, así maya (lo múltiple, lo aparente y transitorio, lo percibido por los sentidos) no se confunde con lo Uno-Todo, pero irradia de ello, de Brahmán, y no puede subsistir sin ello. Para su desgracia, el hombre suele dejarse fascinar por maya: es el samsara, es decir, la pegajosidad o vinculación subjetiva del hombre a maya. La aspiración suprema de los hindúes es la liberación de samsara y la fusión de su alma -perdida su individualidad- con Brahmán.
Según el filósofo hindú Vishal Mangalwadi, el Yoga tiene como finalidad alterar la conciencia para obtener más elevados niveles de conciencia a través de ciertas técnicas para manipular el sistema nervioso. Todos los tipos de ejercicios yoga están diseñados para llegar, mediante un vacío interior, a la conciencia de la propia divinización. (Todo es dios... yo soy dios.)

La palabra yoga sugiere a muchos la práctica regularizada de ejercicios físicos, gimnásticos y mentales (reconcentración, meditación), e incluso una concepción exótica del ser y de la vida. El yoga es ciertamente eso, pero también algo más. Hay muchas clases de yoga, pero todas coinciden en la meta u objetivo último: la unión del hombre con su ser más profundo (armonía, equilibrio interior) y con lo Absoluto, lo Uno-Todo, con Brahmán -panteísmo, del yoga hindú -, con el Universo -pancosmismo, del yoga budista y jinista -, así como la desatadura de la cadena de la reencarnación, que arrogaría el alma a este mundo con tantos anillos cuantos sean los cuerpos vivificados por la misma alma.

El yoga as algo mucho más complejo que lo que suele entenderse por esta palabra en Occidente, donde apenas se conocen los rudimentos psicotécnicos del hatha-yoga y del raja-yoga, de ordinario fuera de su concepción teórica del cuerpo humano y de su contexto filosófico y religioso. Para los verdaderos yoguis -practicantes del yoga-, su sistema es una forma de vida integral: existe un modo yóguico de comer, de beber, de realizar la higiene de los diferentes miembros y funciones fisiológicas, de vivir durante el día y de dormir, así como de trabajar, aprender, enseñar, amar, obedecer, mandar, etc.

Sea el Jnana Yoga (del conocimiento), el Bhakti Yoga (del amor y la devoción), el Karma Yoga (del trabajo y el esfuerzo), el Hatha Yoga (de ejercicios), el Japa Yoga (de repetición de palabras -mantras- que llaman a divinidades hindúes o inclusive a espíritus malignos (Cf. Jhonette Benkovic en "Nueva Era Counterfeit"), sea el Kundalini o Laya Yoga (el utilizado en los cursos de curaciones por "energía universal" y en los de comunicación con "ángeles", sea el Tantra Yoga (de magia sexual), etc. ..., todos los tipos de yoga buscan llevar a los que los ejercitan a un concepto y una práctica pagana, cual es la búsqueda del vacío interior para llegar a la conciencia de la propia divinidad, es decir, a la auto-divinización: hacerse uno dios.

Error común es pretender equiparar estas prácticas a la Mística Cristiana, ya que el vacío interior que se busca en el Paganismo Oriental es muy distinto al abandono que en la oración contemplativa de la Mística Cristiana hace la persona cuando se abre a Dios y se entrega a El, Quien habita en su interior, ya que el hombre es "templo vivo del Espíritu Santo" (1 Corintios 3,16).

B. Budismo:

Es una nueva forma de religiosidad pagana oriental proveniente del Hinduismo, pues según la leyenda, Buda, antes de llegar a la iluminación, fue un errante monje hindú. Propia del Budismo es la teoría re-encarnacionista. El budismo ha sido y es considerado como ateo, si bien en realidad no lo es del todo. Buda permanecía en silencio cuando se le preguntaba acerca de la divinidad. Pero el budismo es un movimiento heterodoxo, deshojado del hinduismo. Y no pudo evitar la temprana irrupción del politeísmo hindú. Pronto los budistas creyeron en miles de dioses, pero los textos más antiguos recomiendan no acordarse de ellos. Por tanto, no creen en la divinidad en cuanto causa eficiente o hacedora y conservadora de las cosas e influyente en el mundo o en el destino de los hombres. En cierto sentido admiten la divinidad en cuanto "causa final" o imán de todas sus aspiraciones; es el nirvana, especie de "cielo" sin Dios ni ángeles. El nirvana es el estado de lo subsistente del hombre tras la muerte, una vez purificado del todo.

Se trata de un estado de "aniquilamiento" del samsara y de todo deseo de lo caduco, lo aparente. Entre los medios para conseguir esa "extinción" total del deseo, descuella la "huida" o separación del mundo (vida eremítica y cenobítica de los bonzos), el yoga, el zen y la reencarnación. En el budismo, como en el hinduismo, no hay inmortalidad o subsistencia después de la muerte del alma personal, ni, menos aún, resurrección de los muertos.

El budismo no cree en la existencia del alma. En cambio, admite algo intrínseco a todos los seres que "sienten" y subsisten a pesar de las mutaciones de lo aparente. Es lo que en el zen se denomina ordinariamente "naturaleza búdica" o "de Buda", y también "naturaleza esencial", "naturaleza verdadera", "yo verdadero".
Como ésta se halla en todo lo que "siente" -hombres, animales, plantas-, la reencarnación puede tener lugar no sólo en otro hombre, sino también en un perro, mono, libélula, en cualquier animal e incluso en algún árbol o planta, de acuerdo con el grado de "mérito" o "demérito" acumulado en las existencias anteriores. Cuando esa "naturaleza búdica" consigue purificarse del todo, pasa al nirvana. Es ya "lo totalmente iluminado" subsistente a la serie de reencarnaciones.

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