martes, 16 de octubre de 2007

Hablando de brujas y fantasmas

Fuente: www.fraynelson.com

Pregunta:

¿Es cierto que de noche se aparecen en el tejado en forma de gato negro?

Respuesta:

Vamos a dar dos respuestas, una breve y una más extensa. La respuesta breve es que si uno piensa que las brujas pueden aparecerse como gatos negros luego no puede distinguir entre los gatos que son gatos y de las brujas en forma de gatos. Como norma general, entonces, no es bueno creer que algo así sucede porque si uno lo cree esa creencia se alimenta a sí misma: cada gato negro será potencialmente una bruja; sus ojos me parecerán malévolos y su comportamiento sospechoso. La cosa puede volverse enloquecedora.

Respuesta más extensa. Aunque no se debe exagerar el poder de las personas que aseguran tener pactos con los poderes tenebrosos tampoco se debe menospreciar, como si todo fuera explicable en el plano de lo psiquiátrico. Para dar un ejemplo: cuando la Iglesia evalúa la posibilidad de que alguien esté bajo posesión diabólica invariablemente busca en el terreno más allá de lo psiquiátrico. Por ejemplo: está más allá de lo psiquiátrico que una persona pueda expresarse fluidamente y respondiendo preguntas de manera inteligente en un lenguaje que se sabe que nunca ha estudiado y al que nunca ha podido estar expuesta mucho tiempo. No es que las brujas o brujos sean posesos, sino que es un modo de explicar que nuestra Iglesia toma en serio el hecho de que los demonios tienen, en ciertas circunstancias, algún poder sobre el universo visible.

Ese poder, sin embargo, no lo pueden ejercer como quieren ni cuando quieren. Si fuera permitido a los espíritus malignos hacer lo que quieren destruirían ante todo la obra de la gracia en todas las almas. Los demonios han huido del amor de Dios pero no pueden separarse de obedecerlo a Él, aunque les cueste y los humille. Esto es clarísimo en los Evangelios y en la vida de numerosos santos a los que Dios les ha dado imperio sobre los espíritus malignos.

Así pues, ya se trate de demonios o de quienes real o aparentemente tienen pacto con ellos, debemos saber que la palabra definitiva no la tienen ellos sino únicamente el plan de la Providencia de Dios, que sabe sacar bienes de todo, incluso de los intentos desesperados de las tinieblas por perturbarnos.

¿Qué hacer si uno siente algún tipo de acoso de esa clase de fuerzas oscuras? De acuerdo con reconocidos exorcistas como el P. Gabriele Amorth, que ejerce hace años su ministerio en Roma, y por supuesto en comunión y plena obediencia con el Santo Padre, lo fundamental es conservarnos en gracia de Dios. Esto implica recibir el perdón de nuestros pecados en el sacramento de la confesión, comulgar con frecuencia y muy sincera devoción, obedecer los mandamientos de Dios con amor y hacer a menudo actos de adoración a Dios y de servicio a los hermanos. Una oración particularmente fuerte para afianzarnos en el servicio divino y para alejar toda influencia del enemigo es el Santo Rosario. Si llevamos una vida sencilla, humilde, orante y cargada de amor al prójimo por amor a Dios, entonces Jesús está reinando en nuestras almas. Se cumple por consiguiente lo que dice la Primera Carta de Juan: "El que está en ustedes es más fuerte que el que está en el mundo" (1 Juan 4,4).

Por último, no olvidemos que el diablo usa dos estrategias básicas: una, tratar de que nos obsesionemos con él, y le demos una especie de culto de admiración, y lo volvamos el centro de nuestros pensamientos; otra, que pensemos que él no existe, y que toda la maldad es sólo azar o malicia de los hombres, de modo que quedemos anclados en un materialismo que se vuelve idolatría y rechazo a Dios. Por supuesto, no le vamos a dar gusto al enemigo de nuestras almas: ni lo volvemos el gran protagonista que quisiera ser, ni tampoco nos dejamos engañar por los que dicen que él no existe. Tomando el camino de la prudencia obedecemos ante todo a Dios, y firmes en Él no nos dejamos atemorizar por nada ni por nadie.

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