Trataré a partir de hoy de escribir esta pequeña columna (que se publicará los lunes) a la que he titulado: “Buscando la verdad”. Se trata de un ejercicio de crítica y opinión acerca de los acontecimientos que voy observando en el transcurrir de los días y que creo afectan el modo en cómo ponemos en práctica nuestra fe. ¡Iniciemos pues!
Me ha llamado la atención una nota que apareció en ACI prensa donde describe que feministas y falsas católicas reclaman ampliar aborto legal a todo México. Ver nota aquí. Sabemos que la intención de estos grupos anti vida es impulsar estas medidas una vez que en la capital del país se ha legalizado ya esta aberrante práctica. Esto debería hacernos meditar qué tanto sabemos acerca de este terrible mal que acecha a nuestros días y cual es nuestra postura ante ello. Si alguien no está bien enterado sobre el aborto puede leer este artículo aquí.
Las cifras son espeluznantes: entre todos los atentados contra la vida humana, el aborto es el más frecuente, unos 50 millones por año. Es difícil dimensionar el daño causado en tantas familias, en tantas madres que abortaron, en tantos seres humanos hijos de Dios que no tuvieron la oportunidad de vivir. Nosotros afortunadamente sí logramos nacer y hoy estamos aquí cuestionándonos qué podemos hacer.
En primer lugar deberíamos saber qué tipos de grupos son los que promueven en nuestro país el aborto para no dejarnos engañar ya que incluso hay los que se hacen llamar “católicas con derecho a decidir”. Aquí puedes leer quienes en realidad son esta agrupación.
O bien, deberíamos participar más activamente en la defensa de la vida donde el aborto es sólo uno de tantos atentados contra ella que se cometen a diario.
Pero entre tantas malas noticias también tuvimos en la semana un gran ejemplo de amor a Dios y a la vida en la historia de una francesa: Caroline Aigle publicada en ACI prensa; esta joven señora murió el pasado 21 de agosto víctima de un cáncer fulminante. Su país aún la llora y no deja de conmoverse por su valiente sacrificio ya que estaba embarazada de cinco meses cuando supo que padecía la enfermedad terminal y optó por postergar su tratamiento para que su hijo pudiera nacer. Ver la nota completa aquí.
¿Que puede llevar a alguien a hacer una donación de su propia vida para un hijo no nacido? Sólo el amor puede lograrlo, por eso en la primera carta a los Corintios capítulo 13 versículos del 4 al 8 San Pablo sabiamente nos dice: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se engríe; es decoroso; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca”.
¿Estamos muy lejos de tener un amor así? Cada quien debe hacer su propia evaluación y por eso mismo es urgente recurrir a la oración. Así lo dijo esta semana el Papa Benedicto XVI en Castel Gandolfo ante unos obispos de recién nombramiento: “Sed hombres de oración”… Pero esta exhortación es también para nosotros como cristianos que estamos buscando la verdad. Dijo el Papa además: “En las ciudades en las que vivís y trabajáis, frecuentemente convulsas y ruidosas, donde el hombre corre y se pierde, donde se vive como si Dios no existiera, sabed crear lugares y ocasiones de oración –les pidió--, donde en el silencio, en la escucha de Dios mediante la “lectio divina”, en la oración personal y comunitaria, el hombre pueda encontrar a Dios y tener la experiencia viva de Jesucristo que revela el auténtico rostro del Padre”. Sabias palabras del vicario de Cristo ya que sólo así podremos erradicar la cultura de la muerte e instaurar la civilización del amor. Ver nota completa aquí.
Es pues importante la oración como importante es instruirse en la verdad. Por ello el Papa también nos dijo en esta semana que “hoy es más necesario que nunca un laicado que sepa dar razón de la fe”. El Santo Padre destacó que la solución de los problemas actuales "exige una indispensable sinergia de fuerzas, para un anuncio renovado del Evangelio”. Al respecto señaló que “los largos años de la dominación atea y comunista han dejado evidentes huellas en las generaciones actuales. Se trata de otros desafíos que os interpelan". Ver nota aquí.
Es pues desafiante el reto pero hemos de recordar que no estamos solos. El mismo Dios está con nosotros y por eso son consoladoras las palabras del apóstol San Pablo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, […] Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Así que manos a la obra, no hagamos oídos sordos a la llamada del Señor.
Que tengan una excelente semana
Gilberto Palomares
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