viernes, 21 de septiembre de 2007

Creo en un Dios...

Creo en un Dios que me ama locamente y que en un exceso de amor dibujó mi alma… ¡Qué valentía!

Creo en un Dios capaz de haber pensado un universo para que mis pies y mis manos lo abrazaran… ¡Qué osadía!

Creo en un Dios que no tolera ninguna clase de muerte, ni de dolor, ni de partida.


Creo en un Dios papá que en cada cumpleaños me vuelve a regalar nada más y nada menos que ¡la vida!

Creo en un Dios siempre presente, que lejos de castigarme siempre está a mi lado para curarme las heridas…

Creo en un Dios de brazos fuertes, capaz de hacerme “upa” después de todas mis múltiples caídas…

Creo en un Dios maravilloso que me engendró en sus entrañas, con el único sueño de que disfrute la vida…

Creo en un Dios que no se deja apresar en nombres, pautas y leyes humanas que solo lo asfixiarían…

Creo en un Dios que se retuerce de dolor ante una tierra que vuelve a crucificar al amor todos los días…

Creo en un Dios que no acepta la guerra, la mentira, el hambre, la indiferencia, ni ninguna cobardía…

Creo en un Dios que se hizo humano para enseñarme desde cerca que vivir amando no es ninguna utopía…



Anónimo (Tomado de http://www.fraynelson.com/)

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