Por Gabriel González Nares www.encuentra.com
El año de la fe es una
invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único salvador del
mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en
plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida
mediante la remisión de los pecados
“Los hombres viven alejados de
Dios” se dice estos días; y con razón se dice, pues hace falta ver el abandono
de la vida espiritual o el egoismo desmedido en las ciudades. En una palabra,
parece que los hombres viven como si Dios no exisitiera. Pero, siendo Dios la
plenitud del ser y bondad, ¿por qué se alejan de él los hombres? Simplemente
porque el conocimiento de Dios no es accesible de modo inmediato. No vemos ni
tocamos ni olemos a Dios. Podemos pensarlo, pero ante el ritmo de la vida
actual parece una pérdida de tiempo dedicar el pensamiento a un ser que es
dificil de conocer.
Benedicto XVI convoca al
año de la fe
Ante este problema, Benedicto
XVI ha convocado a un tiempo especial en el que los cristianos mediten sobre la
fe, como un don y un ejercicio personal y comunitario para el conocimiento de
Dios.
Si bien, Dios es alcanzable por
la razón humana hasta cierto punto, la razón humana se plenifica en la fe que
se tiene sobre las realidades que Dios mismo revela de sí. Es decir, la razón
humana puede entender a Dios, pero si no es guiada por las enseñanzas que Dios
mismo da, se perdería, no sería completa ni óptima. La fe sería, entonces, la
aceptación de realidades sobre las que no tenemos una certeza sensitiva, pero
si una razonabilidad, pues la razón si fe está ciega y la fe sin razón está
hueca.
Es por esto que Benedicto XVI
convoca a un tiempo especial de gracia para reflexionar sobre el asentimiento
voluntario y razonable que hacemos sobre las enseñanzas dadas por la Revelación
de Dios en Jesús, el Señor.
El Papa ha definido el año de la
fe como “una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único
salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha
revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de
vida mediante la remisión de los pecados” (Porta Fidei, 6)
Principales objetivos
Los objetivos principales del
Año de la fe los propone el mismo Benedicto XVI de este modo:
Que la fe sea profesada de modo contundente y en
público: en las catedrales, parroquias, comunidades religiosas y en las
familias.
Que el testimonio de la fe en las acciones de
caridad aumente y brille en el mundo. Es decir, vivamos como verdadero
cristianos, que la fe profesada sea fe de acciones.
Que este año suscite en todo creyente la
aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y
esperanza. Intensifiquemos las acciones litúrgicas, particularmente la
Eucaristía, de la cual se nutre la fe. De modo semejante, el testimonio de la
acción debe intensificarse.
Que la reflexión sobre nuestra fe intensifique
la relación entre individualidad y vida comunitaria. La misma profesión de fe
es un acto personal al mismo tiempo que comunitario. En la fe de la comunidad
cristiana cada uno recibe el bautismo , signo eficaz de la entrada en el pueblo
de los creyentes para alcanzar la salvación.
Que haya una profundización en el asentimiento
voluntario y razonable a las enseñanzas recibidas por medio de la Iglesia. Es
necesario conocer los contenidos de la fe para asentir con ellos plenamente con
la inteligencia y la voluntad. El conocimiento de la fe introduce en la
totalidad del misterio salvífico revelado por Dios. Cuando se cree, se acepta
libremente el don de la fe.
Gracias a la fe, esta vida nueva
plasma toda la existencia humana en la novedad radical de la resurrección. Los
pensamientos, la mentalidad y el comportamiento comienzan a purificarse por
ella.
Para accesar a la carta apostólica Porta Fidei con motivo del año de la fe dar click en la siguiente liga:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/motu_proprio/documents/hf_ben-xvi_motu-proprio_20111011_porta-fidei_sp.html
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