domingo, 10 de mayo de 2009

Madre solo hay dos

Dos personas ejemplifican el verdadero valor de una madre: mi mamá y mi esposa, mi esposa y mi mamá. Es un binomio difícil de encontrar (creo yo) en nuera y suegra, al menos, eso es lo que deduzco de lo que la gente dice acerca de su mamá y/o de su esposa o de la relación que hay entre ellas.

En mi caso, y para mi felicidad es distinto. En ellas he aprendido a valorar lo que es ser Madre en este mundo tan complicado.

¿Qué mejor regalo le puede dar al mundo una madre sino es la entrega del hijo(a) de sus entrañas convertido en una persona de bien? Más ahora, que en búsqueda de la igualdad de género muchas personas opinan que la maternidad ya no es lo importante, resulta ser para mí de mayor valía aquellas mujeres que como mi mamá y mi esposa, han asumido con tremenda alegría la responsabilidad de criar, formar y entregar a la sociedad personas que pongan sus talentos al servicio de Dios y de los hombres.

Y no quiere decir que mi mamá lo haya logrado en mí, eso más bien depende ahora de mis propias decisiones, pero no puedo negar que toda recta intención que nace en mi interior por ser mejor persona, se lo debo a mis padres, pero sobre todo a mi mamá, y no solamente por sus palabras sino más bien por su ejemplo.

Cinco hijos crió mi linda madrecita, amor es lo que mejor supo darnos; por eso hoy solo buenos recuerdos tengo y una tremenda admiración y respeto por su firme decisión de entregarse en cuerpo y alma al servicio de esta sociedad empezando por su propia familia. Siempre desde su hogar, es como ha aportando lo mejor de si misma en la formación de esas personitas que eramos sus hijos, sembrando con la fe puesta en Dios de que habría posteriormente la comunidad, cosechar el esfuerzo tenás realizado con optimismo por tanto tiempo.

Y eso mismo es lo que veo ahora en mi propia esposa. Me parece que su aportación a la civilización del amor es mucho mayor que la que yo pudiera hacer y es que ella tomó la más generosa de las decisiones: dedicarse en cuerpo y alma a la formación de nuestros pequeños. Claro que no lo hace sola, trato por supuesto de ir a la par junto a ella, pero es evidente que en amor oblativo, me lleva la delantera por mucho.

Y es muy generosa en esa su propia decisión, lo hace sin renegar, sin quejarse, sin lamentarse de las grandes oportunidades de desarrollo profesional o laboral que dejó para después, áreas en las que su talento la distinguían. Y optó por el camino silencioso y más lento de generar tres personas que sepan amar y servir a Dios.

Estas dos lindas mujeres que tanto amo, han seguido a fin de cuentas la misma estrategia: pocas palabras y mucho amor. Aman tan intensamente que ese es su mejor argumento y la base de toda formación. Y amando, enseñan a amar, siendo piadosas marcan el ejemplo de como Dios desea que vivamos.

No habrá los grandes premios en la tierra, pero si el intenso amor de sus propios hijos y esposos, nuestro reconocimiento y felicitación, pero sobre todo y de eso estoy seguro, la recompensa máxima de ver y gozar de la presencia santificante de estar ante Dios cara a cara para siempre en el día en que las llame a su presencia.

Felicidades hermosas !!!

2 comentarios:

TU MAMI dijo...

acabo de leer tus pensamientos,me
llevé una muy grande y hermosa sorpresa confieso que me hicieron
llorar tus sentidas palabras,no me
imaginaba que tuvieras ese concepto
de tu mami muchas gracias por este
grandisimo regalo.que DIOS te bendiga a ti y toda tu familia.
que afortunadas la CARO Y yo por
tenerte a ti. muchos besos y bendiciones.

Gilberto Palomares dijo...

Mami, por supuesto que eso pienso de ti y mucho más. Y todos los días pienso en ti. Te amo mucho