domingo, 11 de mayo de 2008

Fátima y el fin del mundo

Anda circulando por internet a través del correo electónico un mensaje que dice ser la “carta de la virgen de fatima”, y dice todo lo que se supone va a pasar próximamente, y para algunas personas parece que eso se estuviera cumpliendo, además dicha carta habla de unos supuestos 3 dias de oscuridad y algunas cosas más. Y mucha gente se preguntará que si el fin está cerca que caso tiene seguir haciendo lo que estamos haciendo en nuestro dirio vivir.


He aquí una pequeña respuesta a estos temores tomado de www.mscperu.org:

No solamente están haciendo circular la carta de Fátima sino también las predicciones de Nostradamus, etc. El tener miedo a que suceda una catástrofe no es nada nuevo. Miremos nada más lo que pasó en Tesalónica.

Los tesalonicenses esperaban que venga el Señor en cualquier momento. Es verdad, no estamos hablando del fin del mundo sino de catástrofes anunciados por la supuesta carta de Fátima. Pero todo va en la misma dirección. ¿Cómo proceden los cristianos ante desastres anunciados? La coyuntura da miedo. Pero vamos al grano.

Quisiera invitar a leer lo que escribe San Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses, capítulo 5.

" 1 ¿Cuándo sucederá eso? ¿Cómo será? Sobre esto, hermanos, no necesitan que se les hable, 2 pues saben perfectamente que el día del Señor llega como un ladrón en plena noche. 3 Cuando todos se sientan en paz y seguridad, les caerá de repente la catástrofe encima, lo mismo que llegan los dolores de parto a la mujer embarazada, y nadie podrá escapar. 4 Pero ustedes, hermanos, no andan en tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón. 5 Todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día: no somos de la noche ni de las tinieblas. 6 Entonces no durmamos como los demás, sino permanezcamos sobrios y despiertos. 7 A los que les gusta la cama duermen en la noche, y a los que les gusta tomar se emborrachan en la noche. 8 Nosotros, en cambio, por ser del día, permanezcamos despiertos; revistámonos de la fe y del amor como de una coraza, y sea nuestro casco la esperanza de la salvación.

9 Pues Dios no nos ha destinado a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación por Cristo Jesús, nuestro Señor."

Y en la segunda carta, capítulo 3, escribe: "Les digo claramente: el que no quiera trabajar, que tampoco coma. 11 Pero ahora hemos oído que hay entre ustedes algunos que viven sin control ni regla y no hacen nada, muy ocupados en meterse en todo. 12 A ésos les mandamos y les rogamos, por Cristo Jesús, nuestro Señor, que trabajen y se ganen la vida en vez de molestar. 13 Por su parte, hermanos, no se cansen de hacer el bien".

¿Nos damos cuenta? El que no tiene fe se asusta y deja de hacer las cosas. Hay una anécdota de Santo Domingo Savio. Estaba jugando ajedrez con un amigo y otros amigos alrededor estaban conversando. A uno se le ocurrió preguntar: "¿Qué harías en este momento si te avisaran que vas a morir mañana?" Alguno dijo: "Iría a la parroquia para confesarme". Otro dijo: "Iría a mi casa para pasar los últimos momentos con la familia". Al final le preguntaron a Santo Domingo Savio: "¿Qué harías tú?" Les contesté: "Continuaría jugando ajedrez".

La persona que ama a Dios y se sabe amada por él puede experimentar miedo y pavor. Sin embargo, al mismo tiempo tiene la íntima convicción que Dios sólo permite para mí lo que es lo mejor para mí. Así que lo único necesario es "estar despiertos", como dice el Apóstol. ¿Qué significa? Pues, vivir en la confianza del amor de Dios y vivir y actuar correspondientemente. Porque si estoy haciendo las cosas por amor a Dios y el prójimo entonces continuaré limpiando la casa, cocinando rico y estudiando según lo que me toca hacer en ese día.

Por lo demás, las profecías de Fátima se entienden recién cuando se han cumplido y a veces ni siquiera entonces en todos sus detalles. Querer anticipar cosas es como decir a Dios: "Tienes que hacerlo ahora".

Una historia más: Un joven la preguntó a su maestro: "¿Cuándo tengo que convertirme?" Este le contestó: "Un día antes de morir". – "Pero, maestro, yo no sé cuándo voy a morir". – "Tienes razón. Puedes morir mañana, ¿verdad? Pues, conviértete hoy".

La gente que entra en pánico simplemente necesita revisar el tipo de fe que tiene. Se me ocurre otra historia. Un barco estaba en medio de una tempestad y los pasajeros aterrados se habían reunido en el salón del buque y se agitaban y gritaban cuando éste se inclinaba peligrosamente. Sólo una niña jugaba tranquilamente con sus muñecas. Le preguntaban si no tenía miedo. Ella les contestó: "Mi papá es el capitán. Él está en el puente y nos llevará a casa. Siempre lo ha hecho".

¿Quién está en el puente de tu vida y lleva el timón?

Aquí otra historia como hay muchas más. Una mamá estaba muy preocupada por su hijo que servía en un submarino. ¿Y si se hunde? El hijo le escribió a su madre: "No te preocupes, mamá. No puedo hundirme más que en la mano de Dios.

¿Estamos?

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